Chile ha experimentado un aumento de sus exportaciones en las últimas décadas en los diferentes sectores económicos, liderados por el sector minero, silvoagropecuario e industrias, en especial, la agroindustria alimentaria.
Sin embargo, es importante conocer si ese crecimiento en los flujos de comercio está basado en un desarrollo productivo que genera una canasta exportadora y que nos permitirá seguir creciendo y siendo competitivos. En esta perspectiva resulta interesante hacer un análisis bajo los conceptos y herramientas que entrega la Complejidad Económica, ya que ésta ofrece un paradigma potencialmente poderoso para comprender los principales problemas y retos sociales de nuestro tiempo. Su planteamiento es que el crecimiento, el desarrollo, el cambio tecnológico, la desigualdad de ingresos, junto a otros factores sociales, tienen interacciones sistémicas ocultas, que pueden comprenderse mejor a través de los análisis de la complejidad económica (Balland etal., 2022).
En el presente estudio se realiza un análisis de la matriz exportadora chilena a partir de la literatura y herramientas existentes sobre complejidad económica desarrolladas por Hidalgo y Hausmann (2009). A través de los indicadores de complejidad económica, se identifican las potencialidades y oportunidades de diversificación productiva, las brechas existentes que dificultan ese camino y, por último, se plantean propuestas de políticas e instrumentos de promoción para mejorar el desarrollo socioeconómico, a través de aumentar la complejidad económica de los bienes exportados.