Una situación sin precedentes ha caracterizado a 2020, año en el que hemos debido hacer frente a una devastadora crisis mundial.
Desde entonces, la pandemia de COVID-19 se ha cobrado un altísimo precio en vidas, poniendo asimismo en jaque los medios de subsistencia. Al mismo tiempo, ha transformado la forma de trabajar y el día a día, acelerando y amplificando las tendencias ya existentes hacia la digitalización, la tecnología y el uso de la innovación y la creatividad como motores del crecimiento.
En 2020 también se produjo un cambio de liderazgo en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), en el que los responsables de sector y yo tomamos el timón en circunstancias extraordinarias, con la creencia compartida de que la OMPI ha de ir más allá de sus prácticas habituales, para apoyar mejor a sus Estados miembros a la hora de superar la pandemia y recuperarse de la mejor manera posible.