La Guía de la OCDE de debida diligencia para una conducta empresarial responsable sugiere que, antes de disponerse a realizar la identificación de los impactos negativos, es conveniente que la empresa realice un ejercicio amplio de delimitación con el fin de priorizar tanto las áreas de riesgos más significativas, por ejemplo, actividades y líneas de producción, como sus relaciones comerciales (eslabones de la cadena de suministro y de valor).
Gracias a la delimitación de las relaciones comerciales específicas, la empresa priorizaría, como muestra, el examen de los riesgos en aquellos proveedores que operan en situaciones de mayor amenaza, por ejemplo, geográficas, para así realizar una evaluación en más profundidad. Por su parte, es probable que las empresas más pequeñas no requieran hacer este ejercicio de delimitación ya que, tanto sus actividades como relaciones comerciales son menos complejas.
Cabe notar que, la posibilidad que tienen las empresas de hacer un estudio de delimitación a través del cual priorizan áreas y vínculos comerciales para una evaluación más profunda, o bien, no hacerlo, ya que no es necesario al enfrentar un panorama menos denso, da cuenta del carácter adaptable de la debida diligencia a la realidad empresarial.
Con el estudio de delimitación sugerido por la OCDE, la empresa podrá identificar qué información es relevante para comprender los distintos tipos de riesgos que enfrenta. También, le permitirá reconocer las partes interesadas y expertos que son necesarios consultar, especialmente, cuando existe déficit de información. Junto con ello, otras medidas prácticas como conocer y tener presente la información proveniente de los mecanismos o sistemas de alerta temprana y de quejas, identificar situaciones más sensibles de riesgo sobre los derechos humanos y revisar periódicamente su ejercicio de delimitación cuando hay cambios empresariales significativos (nuevos mercados, nuevo producto, cambio de insumos, reestructuraciones, adquisiciones, nuevos clientes, etc.), resultan del todo convenientes, tanto para atender la naturaleza dinámica de los riesgos como la premura de priorizar la atención sobre algunos impactos más significativos.
Una tarea que contribuirá tanto a la delimitación como a la identificación de riesgos propiamente tal es que la empresa haga una revisión documental, es decir, una investigación de escritorio que se enfoque en:
En consecuencia, la revisión documental mediante consultar fuentes públicas, informes internos de la empresa, quejas, autoevaluaciones de los proveedores, informes de gestión de diferentes áreas, de los sindicatos y de otras fuentes como organizaciones no gubernamentales, Instituto Nacional de Derechos Humanos, organismos internacionales y medios de comunicación, además de facilitar el espacio de conversación y consulta con los grupos de interés relevantes, proporcionará un panorama valioso para que la empresa identifique los riesgos, los evalúe y priorice, para luego abordarlos.
Ya avanzando en la identificación y evaluación de los riesgos, una recomendación práctica es disponer de un listado de derechos humanos, que puedan guiar su análisis. De hecho, es conveniente que el análisis de estos sea integrado a los mecanismos que la empresa ya usa o conoce para otros tipos de riesgo. Usar los recursos que ya dispone la empresa, como las matrices de riesgos, ampliando su alcance a los impactos que puede derivar de su actividad sobre las personas y el entorno, ayudará a contar con una mirada y evaluación más global. El hacerlo permitirá que la etapa de evaluación de los riesgos sea más inteligente y efectiva para asignarles prioridad, abordarlos y, especialmente, prevenirlos usando adecuadamente sus recursos.