Parte importante del ejercicio de evaluación de riesgos que haga una empresa en el marco de un proceso de debida diligencia para la conducta empresarial responsable, es conocer cómo participa en la generación de impactos negativos, reales y potenciales, sobre las personas y el entorno.
En efecto, una empresa puede tener un mayor o menor grado de involucramiento con algún impacto negativo, de manera que, identificar cómo participa en ellos, le ayudará a definir la respuesta que debe y puede llevar a cabo para abordarlo, junto con el grado de responsabilidad que le corresponde para reparar o colaborar en la reparación.
Así, se tiene que, una empresa puede causar o contribuir a causar un impacto negativo o que las actividades, productos o servicios de una empresa estén directamente vinculados a un impacto negativo mediante una relación comercial.
Fuente: OCDE (2018), Guía de la OCDE de Debida Diligencia para una Conducta Empresarial Responsable
Al causar un impacto negativo, las propias actividades de la empresa son suficientes para que este se produzca. En ese caso, su responsabilidad es total, debiendo tomar las medidas necesarias para reparar el daño ocasionado cuando este se materializó, y detener aquello que ocasiona el daño y prevenir su ocurrencia, cuando el impacto es potencial.
Contribuir a causar un impacto negativo es el resultado de la interacción entre las actividades de la empresa y las de otras partes, o bien, cuando la actividad empresarial causa, facilita o incentiva que otra parte cause ese impacto. Hablar de contribución al impacto negativo, es entender que el grado de vinculación de la empresa al daño es sustancial, por tanto, no incluye una participación marginal al problema. En ese caso, le corresponde a la empresa detener o prevenir aquello que contribuye al impacto negativo y reparar el daño ocasionado. A la vez, se espera que use su influencia con las demás partes involucradas para mitigar lo más posible el daño.
La influencia está directamente relacionada con la capacidad que posee la empresa de modificar la conducta, las prácticas, de la parte responsable del daño. De manera que, según sea el caso, el uso de la influencia puede traducirse en diferentes acciones, pero, en términos generales pueden agruparse en (i) establecer expectativas conductuales claras, (ii) apoyar el desarrollo de capacidades y (iii) fomentar la colaboración.
Para que la empresa esté directamente vinculada con un impacto negativo, tiene que darse la vinculación entre este y las actividades, productos o servicios de ella a través de una relación comercial. Para comprender mejor este tipo de relación, un buen ejemplo es una empresa que, para la elaboración de su producto, se abastece de un insumo cuyo proveedor usa mano de obra infantil para su obtención. De manera que, el producto de la empresa se relaciona directamente con el trabajo infantil (impacto negativo) a través del vínculo comercial. En estas situaciones, la empresa no es responsable de causar ni de contribuir al daño, pero dado que se vincula con él directamente se espera que colabore para que el impacto no continúe o se repita, pudiendo usar su influencia para que la parte responsable implemente acciones tendientes a prevenir y mitigar el daño.