El hacer partícipe a los grupos de interés en la implementación de la debida diligencia contribuye indudablemente a la mayor eficacia del proceso. Es obvio esperar que, quienes son afectados o potencialmente afectados por la actividad empresarial, tengan mayor claridad sobre esos riesgos y la forma de solucionarlos. Además, el involucramiento continuo, de buena fe, transparente y de escucha activa, contribuye al fortalecimiento de la confianza entre las partes y al entendimiento mutuo, lo que impulsará la posibilidad de diseñar y crear soluciones conjuntamente. Ello, primero, pone en una mejor posición a las partes interesadas frente a la actuación empresarial, pero también ayuda a la empresa a evitar conflictos futuros.
La Guía OCDE CER entrega algunas orientaciones sobre situaciones que apuntan a cuándo es especialmente importante para la empresa interactuar con las partes interesadas y los titulares de derechos afectados o potencialmente afectados. Estas son: