El proyecto de cooperación de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) tendrá una duración de tres años y busca fortalecer la posición de los niños, niñas y adolescentes (edad escolar o de 5 a 18 años) para que elijan carreras STEM (por sus siglas en inglés) y realizar actividades innovadoras, junto con sensibilizar sobre la función de la propiedad intelectual, la investigación colaborativa, la creación de redes y otros conceptos aplicables que resulten apropiados para esa edad.
Viernes, 28 de junio de 2024. Ayer, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) dio inicio formal al proyecto de cooperación para “Fortalecer la posición de la juventud (edad escolar) e innovar para un futuro mejor”, del cual Chile es uno de los cuatro países beneficiarios y el único latinoamericano del grupo.
El proyecto tendrá una duración de tres años y su objetivo consiste en fortalecer la posición de los niños, niñas y adolescentes (edad escolar o de 5 a 18 años) para que elijan carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM, por sus siglas en inglés) y realizar actividades innovadoras, junto con sensibilizar sobre la función de la propiedad intelectual, la investigación colaborativa, la creación de redes y otros conceptos aplicables que resulten apropiados para esa edad.
El Departamento de Propiedad Intelectual de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (SUBREI) estará a cargo de la coordinación nacional del proyecto, trabajando en conjunto con la OMPI y un equipo nacional integrado por representantes del Ministerio de Educación, del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INAPI) y del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, instituciones que se han comprometido a participar y colaborar activamente.
Este proyecto se enmarca en la Agenda para el Desarrollo de la OMPI, iniciativa adoptada en 2007, y que contempla 45 recomendaciones como brindar asistencia técnica y fortalecimiento de capacidades; elaborar estudios destinados a evaluar las consecuencias económicas, sociales y culturales de la utilización de sistemas de propiedad intelectual; enfocarse en las necesidades de las Pymes y las instituciones de investigación científica, así como las industrias culturales; asistir a los Estados miembros en el establecimiento de estrategias nacionales adecuadas en el campo de la propiedad intelectual; entre otros.